Qué es y porqué se celebra el Inti Raymi
En el año 2017 el Comunitario Otorongo Wasi, ha publicado el libro “El Shinkal y su Inty Raymi: El renacer de los olvidados”, luego de celebrar la Fiesta del Sol o Inti Raymi en el sitio arqueológico El Shincal de Quimivil (Londres, Catamarca) por 14 años consecutivos.
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Actividades del Comunitario Otorongo Wasi
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A continuación, compartimos con ustedes un extracto de dicho libro, a modo de resumen e introducción al mismo.
¿Qué es el Inty Raymi? ¿Por qué se festeja?
En el mundo andino, antes, durante y después de los incas (recordar que eran quechuas; incas es la denominación que hizo de ellos el español y así es como pasó a la historia que nos enseñan en la escuela) se realizaban festejos de acuerdo a los ciclos solares. Si bien ahora llamamos años a estos ciclos, los cuales constan de 365 días con un día más durante los años bisiestos (calendario gregoriano), vale destacar que antes, en América no existían estas denominaciones, ni tampoco relojes que marcaran 24 horas. Así que el calendario con el que contaban nuestros ancestros era el cielo.
El viaje del sol por el horizonte marca un recorrido entre dos puntos extremos, uno al noreste y otro al sureste. Cuando el sol llega a esos puntos máximos queda allí, dudando durante dos o cuatro días, para luego regresar hasta el otro punto extremo.
Esos dos puntos extremos se conocen hoy como solsticios. El del 21 de junio, que en nuestra parte del mundo marca el comienzo de la estación invernal, y el del 21 de diciembre que marca el inicio de la estación estival. Y el paso por la mitad de este recorrido se conoce como equinoccio. El del 21 de marzo que marca el comienzo del otoño, y el del 21 de septiembre que marca el inicio de la primavera. En esos momentos el sol está, más o menos, en el mismo lugar. Decimos “más o menos” porque tanto los solsticios como los equinoccios astronómicos no se dan exactamente en esos días, y mucho menos al amanecer.
El solsticio del 21 de junio resulta ser la noche más larga del año y el día más corto, y a la inversa el 21 de diciembre.
Esto lo marcamos ahora con el calendario occidental (gregoriano), pero en aquellos días se marcaban esos puntos extremos y medios en el horizonte con una montaña, un cerro o con otros increíbles instrumentos que habían desarrollado para tales fines. Estas marcaciones eran de vital importancia, ya que a partir de dichas fechas se instauraba lo que se conocía como calendario agrícola, que indicaba cuándo sembrar cada planta y cuándo cosechar, cuándo había que cambiar los animales de pasturas bajas a altas, o cuáles eran las épocas de lluvias. Pero lo más importante que marcaba eran los momentos del ciclo en que se debía agradecer y ofrendar a las divinidades tutelares como Pachamama y Pachakamak: los principios femenino y masculino de la naturaleza y a sus hijos, Inty, el Sol y Quilla, la Luna.
El 21 de junio, o cuando el sol llega a su punto extremo izquierdo en el horizonte, que es más o menos para esa fecha del calendario, se conmemora la Festividad del Sol. Eso significa Inty Raymi: Fiesta del Sol.
¿Qué es el Tata Inti?
Para el quechua el Sol era muy importante, aunque no necesariamente un Dios como nos dicen. Era la representación de algo que no se podía nombrar, que estaba mucho más allá del propio Sol, pero del cual su brillo y calor era lo que lo representaba. Esa luz, ese brillo y ese calor fecundaban el vientre de la Madre Tierra con su semilla de luz y fuego, dando los frutos para que nosotros los hombres pudiésemos vivir en armonía con todo lo que nos rodeaba.
Por la noche era Mama Quilla, la Luna, la que iba marcando el otro calendario, el lunar, de 28 de días, donde ella iba cambiando de forma, ciclo tras ciclo.
Para los quechuas el Sol representaba lo masculino, y era para algunos un deseo ferviente el alcanzar su brillo. La casta dirigente y la de los sabios recolectaron los saberes de muchas generaciones y culturas anteriores, y enseñaron a sus dignatarios a gobernar con sabiduría, con amor y reciprocidad, con agradecimiento. Y así, tras una larga preparación, alcanzar el brillo del Sol y poder declararse hijos del mismo.
A esta energía, a esta luz interior, le llamaron Enka; de allí que los que brillaban así, por su realeza y sabidurías eran Enkas. Los españoles los llamaron Incas. Inca era el mayor dignatario, el más preparado de un montón de familias entre las cuales se elegía, y era el más sabio.
Por ello, la festividad del Padre Sol, Tata Inty, era la más importante del calendario de celebraciones del ciclo, o en nuestro caso del año. Y se celebraba aproximadamente para el 21 de junio, aunque no hay registro de que fuera exactamente en esa fecha.
América del Sur: Un reservorio de recuerdos.
En América del Sur se encuentran muchos reservorios del planeta, los de agua dulce, las selvas y yungas, las montañas más altas del continente, una gran biodiversidad, medicamentos provenientes de especies vegetales, la mayor cantidad de lenguas aborígenes vivas, y por ende, la mayor cantidad de pueblos originarios vivos, con todo lo que ello encierra. Un reservorio inconmensurable de recuerdos, y sobre todo de saberes y conocimiento.
También es cierto que se adoptó para América el nombre que tenían los Kunas de Panamá para toda esta enorme extensión de tierra: Abya Yala. Entonces, para todos los pueblos descendientes de los ancestros originarios de nuestro continente, Abya Yala, el año nuevo se festeja el 21 de junio de cada año con la llegada del invierno.
Imaginemos por un instante todo lo que ignoramos sobre nuestros propios ancestros.
Es cierto que históricamente desde los gobiernos de Mitre y Sarmiento se quiso borrar nuestro pasado originario, al igual que con las campañas del desierto impulsadas por Julio A. Roca. Pero muchos años después de esos tristes sucesos, y pasados más de 500 años de la conquista española, aún estamos vivos y continuamos festejando nuestras fechas calendáricas importantes. Aunque puede que hayamos dormido durante mucho tiempo, América despierta y renace.
Por eso continuamos festejando el Inty Raymi, para recordar y ser recordados, para mostrarles a los que olvidaron o aún no lo saben, que todavía estamos vivos.
Y existe otro por qué, que es para muchos de nosotros el más significativo, pero al mismo tiempo el menos entendido por la gente o las autoridades:
Lo hacemos porque hay que hacerlo.
Porque podemos. Porque queremos. Porque sí. ¿Por qué no?
Por todo esto lo hacemos.
Porque desde lo profundo de nuestras raíces, desde nuestra sangre, la voz de los antiguos todavía resuena y nos pide que continuemos. Por ellos y por nosotros, POR TODOS, y sobre todo por ella. Por la PACHA.
Salida del Tata Inty detrás de los cerros orientales.
¿Cómo es la festividad del Inty Raymi en el Shinkal?
Se trata de una ceremonia de agradecimiento y pedidos.
Los días previos transcurren realizando diversos preparativos en forma comunitaria: se acondiciona el lugar, se junta la leña, se cocina, se decoran los lugares elegidos y se abren las bocas de la Madre, que son decoradas y tapadas hasta el momento de “darles de comer”. También se embellece y adorna los lugares donde se realizarán las ofrendas, a fin de que los ancestros y espíritus tutelares del sitio se sientan recordados y participen de la ceremonia.
La festividad propiamente dicha comienza con la caída del sol del día 20 de junio, con una “corpachada”, una ceremonia donde los presentes agradecemos a nuestra Madre Pachamama por todas las bendiciones y dones otorgados en el ciclo que se va, siendo ese nuestro momento para devolverle una parte, infinitamente pequeña, de todo lo que nos brinda.
Luego de una presentación y charla donde se recuerda el motivo principal por el que nos encontramos allí, procedemos a depositar en un hueco o “boca” en la tierra, los frutos y bebidas que ella nos brinda, así como los diferentes productos de la siembra y cosecha y objetos que podemos considerar valiosos o importantes para ser ofrendados.
Las personas pasan en parejas de hombre y mujer a realizar sus ofrendas y, finalmente, son los niños los que se encargan de cerrar la boca hasta el año entrante.
Cierre de la boca de la Madre Tierra luego de la ceremonia de la corpachada.
Luego se realiza el encendido del fuego ceremonial, que deberá brillar toda la noche hasta la salida del Tata Inty. Allí se efectúa una quema ceremonial de cosas que deseamos o queremos que se transformen en algo mejor, y se hacen los pedidos para las lluvias, siembras y cosechas, trabajo y salud comunitarias.
Los pedidos se realizan POR TODOS, en especial por los que no están presentes.
Luego se comienza a velar la noche.
Se realiza una comida para todos, y músicos y poetas se van turnando para brindar y compartir sus dones en esa, que es la noche más larga y fría del año. Hasta el día de la fecha, la velada de toda la noche se realiza a la intemperie, como debe ser.
Al clarear se realizan otras ceremonias, y finalmente antes de que el sol aparezca tras los cerros del este, se asciende por la escalinata del cerro ceremonial oriental y se hacen sonar los pututus, cuernos y caracolas ceremoniales, se hacen retumbar los cueros de los bombos legüeros, se hacen sonar las cajas, pitos y cuanto instrumento tengamos a mano, para darle así la bienvenida al nuevo Sol, al Tata Inty.
Ascenso al cerro ceremonial oriental.
Se trata de un momento de profunda emoción compartida con todos y cada uno de los que velaron la noche.
Es una común unión.
Con gritos de alegría y muchas lágrimas, le damos la bienvenida. ¡Festejo!
Nos agasajamos con lo que guardamos para ese momento.
Al descender del cerro se realiza otra corpachada, siendo en esta oportunidad para el Padre Sol.
Finalmente, desayunamos todos juntos.