Por Ayenka.
Extracto del libro
"Ni lobo ni perro. Por senderos olvidados con un
anciano indio"
de Kent Nerburn
Nosotros los indios sabemos
del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más
poderoso que las palabras. Nuestros ancianos fueron educados en las
maneras del silencio y ellos nos transmitieron ese conocimiento a
nosotros. Observa, escucha y luego actúa, nos decían. Esa es la manera
de vivir.
Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías.
Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre
blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y
mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo
suficiente, entonces podrás actuar.
Con ustedes es lo contrario.
Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la
escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre
están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos
hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman "resolver un problema".
Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos.
Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan
impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.
A la
gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro
termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy
irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no
voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me
gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando
termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no
estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario,
simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que
necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente
para la mayoría de la gente blanca.
La gente debería pensar en sus
palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas y luego
permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la
tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para
escucharla. Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces.
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