Por Ayenka.
Estudiantes y profesores en el Centro Universitario de Idiomas
Foto: Miguel Zuanich
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Si bien aún es poco usual que los institutos de idiomas en Buenos Aires enseñen lenguas originarias, hay algunos espacios que ya ofrecen esta alternativa y tienen cada vez más interesados. Como el Centro Universitario de Idiomas (CUI) de
El programa de lenguas originarias comenzó a dictarse en 2006 con una matrícula de 30 personas. Mientras que en 2009, la cifra de inscriptos ascendió significativamente para sorpresa de los organizadores y llegó a 258 alumnos. En 2009, para el curso de quechua se registraron 164 estudiantes; para el de guaraní, 77, y para el de mapuche, 17.
"Lo curioso es que gran parte de la difusión de estos cursos es de boca en boca. Son los mismos alumnos quienes los promueven y además no desertan; están enganchados con las clases y las actividades culturales", dijo la coordinadora de lenguas originarias del CUI, Mónica González Thompson.
No hay límites, ni rangos de edades específicos para estas clases. "Tengo alumnos muy jóvenes, que recién terminaron la secundaria, hasta personas de más de 70 años. Todos con motivos diferentes", explicó el profesor de mapuche Tulio Cañu.
Tulio es originario de la comunidad mapuche y hace varios años que enseña en distintos centros culturales y, desde 2006, en el CUI. "Mi idea siempre fue revalorizar nuestra cultura a través del idioma y, al pensar algo adaptado para el guariache (la gente de ciudad en mapuche), surgió el proyecto de este curso", relató el docente.
Pero la tarea no le fue tan sencilla. Para enseñar mapuche no se cuenta con bibliografía específica en las librerías, por lo que Tulio y el staff docente de la institución idearon materiales didácticos y un diccionario de 2000 palabras con el que los alumnos estudian.
"Parece viejito, pero es que está bastante usado", dijo Elpidia Carrasco, de 69 años, mientras mostraba el diccionario mapuche que lleva en su cartera. "Yo soy gulu mapu (del otro lado de
Edgardo Hager, de 39 años, no es descendiente de ninguna comunidad originaria -es más, sus ancestros son alemanes-, pero no duda en resaltar el valor que tiene para él aprender la cultura del país desde las lenguas autóctonas. "Sin darnos cuenta, en Buenos Aires usamos un montón de topónimos mapuches. Desde los nombres de algunas ciudades, como Cariló, que significa «médano verde»", comentó Edgardo.
Extranjeros en el propio país
Con el curso de guaraní sucede algo similar: los alumnos buscan rescatar la lengua que aún se practica en una vasta región de
María Cristina Anari es una de sus alumnas y contó que para ella es un desafío estudiar guaraní. "Es el sexto idioma que estudio, pero el guaraní es uno de los más difíciles. Soy porteña y siempre tuve alguna afinidad con esta lengua; me interesa entenderla y así conocer el idioma originario de mi marido", afirmó.
Según el docente y Marta Saldivia, una estudiante oriunda de Entre Ríos, la enseñanza de esta lengua no se promovió durante mucho tiempo. "Que ahora haya una mayor apertura por enseñar esta lengua y que se respete el origen de nuestra cultura es significativo", dijo Marta.
"Nos parecía que era una obligación, desde el punto de vista ético, realizar estos cursos que buscan sumergirse en diferentes culturas a través de la lengua. A veces nos parecen extranjeras, pero se hablan en nuestro territorio, por eso nos debíamos un programa así", sostuvo el director del CUI, Roberto Villarruel.
Las clases de quechua, guaraní y mapuche comienzan en marzo y ya están abiertas las inscripciones. En la ciudad de Buenos Aires, el Centro Cultural Rojas dicta clases de quechua. Y en el conurbano,
Silvia Barrojo.
Fuente: argentina.indymedia.org