Al regreso de nuestro viaje por Mar del Plata/ Sierra de los Padres/ Chapadmalal del mes de Agosto, Juan escribió unos textos más que interesantes.
Lástima que recién ahora puedo subirlos (vale más tarde que nunca). Recomiendo hacer clic en "más" para leerlos todos. Aquí van:
Que placer el reencuentro con los hermanos, con la familia!!
Apenas despunta el sol, un poco escondido se arma un remolino demates, panes caseros, tortas con nueces del shinkal, dulce de cayote, zambas y chacareras…y la charla extenza y franca.
Regalos de viento y chimangos compañeros que bajan a saludar.
Lo obvio… un nuevo lugar para descanzar… y el trabajo de años.
Regocijo de batallas.
¿Y cómo no?, si de eso se trata.
Vinito tinto en el almuerzo, para festejar la presencia, picadita salada.
El tata se hace presente y nos deja comer bajo su tutela.
Recorrido de años… esta vez visito cada lugar como uno más, pidiendo y ofreciendo.
Son días en los que hay que ofrecer, dar más de lo que se va a pedir.
El alamal, comedor de males me regala sus líquenes.
La tierra arada me toma como semilla y camino como en sueños en ese mar con olor a Pachamama.
[@more@]
El ojo de agua tapado, pero solo por un tiempo.
Las islas, llegar a cada una me evoca…
Los alcornoques, puedo apoyar mi cabeza en ellos para saberme cabeza dura frente a su blandura.
Salgo por lo de Galeano con las patas embarradas.
Siestita reparadora en lugar nuevo… sueñitos lindos por venir.
Y siguen las sorpresas, baile y perfomance, y de remate… la muestra máxima de la magia en toda su espelendorosa expresión… Marcelo tomándole la menta al Bigote!!!!
Y si… la Vanguardia es así… say no more!!!
Risas, muchas risas.
La cueva de la ODÜGAN
Entre visiones, casi irreales, me encuentro caminando luego de una ceremonia de alimentación a la madre tierra, la corpachada, en una escuela de educación mixta, argentino –boliviana.
Camino hacia el fuego… el bosque parece cantar con presencias extrañas, la luz no parece real… aclaro que nada he tomado… los hombres preparan una pira ceremonial, más allá una cabaña recién armada comienza a tomar forma, es indudable que vamos a sudar.
La Odügan aparece, con sus pelos rubios, completamente atemporal, la vieja-joven bruja Pagana Wicca Siberiana.
No hay dudas, su presencia nos transporta, … osos, hielo, frío, mucho frío.
Rompemos el silencio de la noche con nuestro canto que se extiende mucho más allá de lo que imaginamos, los varones y las mujeres unimos nuestras voces sagradas y el tambor nos acompaña.
La estepa parece temblar, estamos en dos lugares al mismo tiempo.
La bestia de Odín se frega junto a nuestros pies, casi parece verse el festín preparándose en medio de la floresta.
Las piedras arden al rojo, ya es el momento.
Los brujos hacen movimientos propiciatorios para preparar y reparar la energía perdida en el traspaso de los mundos.
En la cueva, transporte, iglú, se cuece la comida y los aromas exultan los sentidos.
Los niños juegan despreocupados mientras el resto de la tribu se alista para entrar a las entrañas de la tierra.
Ya dentro todo desaparece, somos tragados por poderes ancestrales, estamos en los confines del inframundo, y el calor nos antecede,…sin lugar a dudas… HAY VAPOR!
Nos ofrendamos… somos la carne que será comida por las deidades del inframundo para se luego traídos a la nueva carne por las fuerzas de la tierra del medio.
Y ocurre… las voces… voces sagradas… 7… 70… 700.. 7000… se suman… se arremolinan… un torbellino de luces se eleva al cielo… el cielo brilla con la aurora boreal… espíritus animales nos visitan… el canto es música, es río que nos lleva más allá, verdaderamente, del infinito.
Somos uno con miles antes que nosotros, las mujeres elevan su voz … los hombres retumban graves, todo gira… comunión!
La Odügan es la anfitriona, ha esperado años por nosotros.
Con ella viajamos por lugares desiertos de pasto corto y congelado, comemos carne salada en medio de nuestras pieles con olor a rancio, nuestras sonrisas muestran nuestros dientes gastados.
La grasa de animal es un postre inaudito.
Las luces del cielo nocturno nos envuelven, animales salvajes corren frente a nuestros ojos maravillados.
Un oso blanco y viejo se inclina ante mi y muerde mi cuello, la sangre tiñe la nieve en medio del reflejo nocturno.
Yo arranco su corazón que es el mío y ambos lo devoramos con lujuriosa premura.
Corremos y rugimos al futuro, no hay ya armadura que se compare con nuestra piel, somos salvajes y entendemos las reglas de la madre naturaleza, el viento sopla y ruge arremolinando la nieve mientras una grieta se abre frente a nuestros pies, como queriendo tragarnos en el vacío azul, pero no lo logra, rugimos nuevamente y desafiamos al destino, estamos listos para la batalla, las sombras al otro lado de la grieta empiezan a tomar forma, es la batalla por nuestro mundo, por el que luchamos durante siglos, los Fir Bolg gestan de regreso… nuestra única aliada, la madre vieja y cansada, pero poderosa.
La Odügan me llama.
Los ojos del sol nos miran candentes, nuestro sudor y nuestras lágrimas se funden… nos sacrificamos todos juntos.
Caemos…
Una eternidad se cierne sobre la negrura de nuestros corazones… solo escuchamos, nos escuchamos.
Y nuevamente las voces… son los mensajeros de la luz… se avecinan, con sus atavíos de viento hielo, y sus cornamentas, el Dios y la Diosa, Cernunos primigenio.
Nos arrebatan en el aire… nos muestran… y su canto se transforma de repente en el nuestro.
Estamos de regreso.
Ordalía.
Por eso sudamos.
Barro, agua, frío.
Entramos en la cueva de la Odügan que nos regala su comida sagrada hecha con sus manos, bebemos, todo al mismo tiempo, y la fiesta se hace presente, en medio del caos ordenado de la Magia Pagana, SIBERIA esta con nosotros y le rendimos culto de años atrasados.
Humaneros… corrales de alimentación de las entidades del más allá… los mensajes se transforman en canciones que merecen recorrer el espacio y hasta el tiempo.
El fuego arde en nuestros corazones…dormimos en la casa de la Odügan, MUJER, asi con mayúsculas, Madre, rebelde, Caótica, Ordenada, una Fuerza imparable, Energía, esposa, Diosa sagrada, Bardo Todol, cantora , Sanadora y alquimista… un ser sin comparación.
Y nos arrulla a cada uno con su voz.
Despierto… corro al bosque… necesito vomitar, pero no puedo, me atrapa el sol de la mañana… ¿acaso comí hongos anoche?…
Camino descalzo de regreso, el perro Odín me recibe, me tiendo nuevamente, mi cuerpo me reclama.
La mesa esta servida con Koftas, y la salsa del caldero.
Comemos nuevamente antes de abandonar la estepa, el camino entre las realidades suele ser largo.
La ODÜGAN nos bendice y nos despide, pronto habrá de atravesar los portales para unirse con su forma humana con nosotros, para acompañarnos.
Su vehículo vetusto en lo ordinario es un trineo tirado por perros enormes y salvajes y renos babeantes con mirada de fuego, a la punta un oso polar ruge abriendo las compuertas del ensueño…